El Chorro. Una aldea con infinidad de posibilidades.
Esta Semana Santa nos hemos venido a la aldea del Chorro. Un precioso lugar situado en el valle del Guadalhorce que...
Abro los ojos, un buen día más va a comenzar.
Despertamos en la pista del Puerto de Frigiliana, no muy tarde pero tampoco temprano, hemos tenido que recuperar fuerzas del día de ayer, cada uno se levanta con sus hábitos instaurados, se convierte en todo un ritual, unos van al baño, otros empiezan a desayunar, yo busco un poco de café que me conecte con mi conciencia todavía dormida.
Empezamos a validar el plan de acción que teníamos para ese día, debido a la escasez que volvemos a tener de agua sería duro completar la ruta sin ningún punto, al menos nos queda la esperanza de Fuente Fría, cotejamos tanto el track en el GPS como en el mapa, este último nos muestra algunas otras fuentes pero la sequía en estos años hace mella siempre y poco probable que estén dando agua.
El track del día debe sortear el obstáculo de La Cadena, esa larga navaja de piedra resquebrada que ya algunos de nosotros hemos superado otras veces, pero en sentido contrario y con mochilas mucho más ligeras, optamos definitivamente por tomar la opción de media ladera para sortearla, partimos subiendo por la pista que lleva a La Cadena.
El tiempo es fabuloso, tanto que todo el grupo menos yo decide echarse crema, eso es un error que pagaré más tarde.
Cuando llegamos al final y después de hallar una fuente que no tenía caudal de agua solo estancada, Pau y Alberto deciden retirarse de la travesía, la poca agua que tienen, el cansancio y en el caso de Alberto los problemas en el pie por sus botas, les hace plantearse dirigirse en retirada hacía el Acebuchal donde encontrarían una forma de llegar al punto donde teníamos los coches en las Cuevas de Nerja.
Sergio, Álvaro, Jaime y yo continuamos, es una desilusión pero tiene poco sentido seguir con una actividad de este tipo cuando el malestar no te está permitiéndote gozarla, por eso les entiendo, tenemos la esperanza de que la Fuente de Piedra Sillada tenga agua, sorteamos el paso de La Cadena por media ladera hasta que ya no queda otro remedio que subirse a ella para sortear el último tramo pasando por la cruz, tomamos fuerzas para lo que nos queda, en Piedra Sillada solo chorrea el agua.
Entramos en lo desconocido, hemos hecho muchas rutas por todas estas Sierras pero el tramo que unía Piedra Sillada al Pico Navachica era el único que no habíamos pisado antes, entonces nos entra ese gusanillo de curiosidad y fascinación a medida que vamos avanzando, nos sorprende gratamente la frescura que emana esta zona, los cerros que la cubren y con ello nuestra alegría no puede ser mayor cuando llegamos a Fuente Fría y vemos esa agua fresca brotar desde la misma tierra.
Recobramos la fuerza, como si esa agua hubiera sido la propia poción de los galos de los comics de Asterix y Ovelix, retomamos el ritmo al más puro estilo de trekking, el tiempo que nos acompaña es maravilloso y en un primer momento nos acompaña la sombra, el sendero es muy claro y sin mucha perdida, poco a poco empezamos a intuir la cima del Navachica a lo lejos, aún nos queda un par de lomas con bastante desnivel por subir, pero paso a paso el camino se hace más corto.
En la ascensión hacia el Navachica nos separamos un poco aunque siempre teniéndonos a vista o parándonos a reagrupar, después de tanta ruta las capacidades de cada uno difieren más y también lo que necesita, ese margen nos da un bonito tiempo para pensar o saborear simplemente el momento de nuestra propia Odisea.
Empiezo a preguntarme cuál será la próxima, por admiración a lo que estamos haciendo, tengo el recuerdo grabado de la primera vez que subí hace tres años al Pico del Cielo y como se me encendió el cuerpo de entusiasmo al ver tantas montañas tras él, es por eso que he invertido tanto tiempo desde entonces en recorrerlas sólo o acompañado por grandes personas como las que hago esta actividad.
Alcanzamos el Pico Navachica como si de la cumbre más alta se tratase, rápidamente echamos manos a las provisiones de comida que nos quedan, mientras roemos lo que podemos llegan tres personas al pico, con quienes intercambiamos algunas palabras, increíble cuando nos damos cuenta que son las primeras que vemos casi desde que comenzamos (salvando a los runners de la Maroma).
Emprendemos la marcha, aún queda camino, debemos surcar las lomas que forman ese anfiteatro natural dirección al Cielo, soy el único que ha pasado por aquí antes y pasar me vuelve a llenar de recuerdos maravillosos, Maria José y yo recorriendo ese circo que hacen Almendrón-Navachica-Cielo la primavera pasada.
El llegar y no llegar, son varios los cerros que recorremos por distintas caras o subiéndolos directamente, el cansancio vuelve, se hace más duro después de todo lo que llevamos antes de este tramo, nos vamos dando ánimos mutuamente, somos un equipo de amigos, nos conocemos y sabemos que cuando uno está cojo el otro le arrima el hombro.
Allí que vamos, cuatro compañeros dispuestos a cumplir los últimos tramos de nuestra última aventura, casi no nos queda nada para coronar esa última cumbre, aunque en ningún momento se nos olvida que empieza una bajada bastante afilada tras ella, para unas piernas que ya empiezan a flaquear. Poco a poco, cumpliendo con lo debido alcanzamos el Cielo.
Desde aquí la bajada se presta un poco tensa, no hemos recibido noticias de Pau ni de Alberto desde que nos separamos de ellos, deberían haber llegado ya y la verdad que nos alarmamos un poco, sus móviles no dan señal ni les llegan los mensajes, ellos tenían baterías portátiles, por lo que decidimos avisar a Marina (pareja de Alberto) para que se vaya acercando al Acebuchal por si llegaban en cualquier momento.
Finalmente en el camino de bajada se nos confirman que están bien, la falta de cobertura, el tramo de pista más largo y que habían aprovechado para tomarse la ruta de salida con calma eran el motivo, dicen que nos esperan en el aparcamiento de Cuevas de Nerja para la celebración, de ese modo seguimos bajando entre cabras montesas que vienen a despedirnos y un atardecer que nos permite gozarlo por la altura que aún seguimos.
Sacamos los frontales para los últimos tramos antes de llegar a conectar con la pista que va para las Cuevas de Nerja, aquí ya son 3 kilómetros de llanura que se hacen largos, a pesar que poco a poco empieza a aflorar la ilusión y la emoción del que ve la última página del libro que está leyendo, guau, nuestra integral, estoy deseando sentarme a interiorizarlo porque no me veo consciente.
Se me escapa la emoción por la boca, Sergio me la siente y comparte, echamos a correr de alegría cuando vemos unas pocas luces, da igual el peso de las mochilas y el cansancio, somos felices y eso no nos lo quita nadie, sin querer nos tropezamos y poco faltó para caernos, el incidente nos paró de correr para esperar a Álvaro y Jaime.
Llegamos a la barrera que bloquea el paso de los coches, en esta época debería estar abierta al no haber riesgo de incendios pero las medidas del Covid han hecho tomar esta precaución para que no se formen aglutinamientos en el área recreativa.
Entramos en formación con bastones arriba al mismo ritmo de pasos, sonriendo como demonios en medio de la noche, allí estaban Pau, Marina y Alberto más abajo…. Lo habíamos conseguido, nuestra integral, Sierra Tejeda, Alhama y Almijara 2021.