El Chorro. Una aldea con infinidad de posibilidades.
Esta Semana Santa nos hemos venido a la aldea del Chorro. Un precioso lugar situado en el valle del Guadalhorce que...
Esta entrada pretende generar conciencia de la importancia ambiental que tienen acciones como el pastoreo en las montañas. Presentando hechos al lector, de forma narrada, que abran la consciencia del complejo holístico que representan los ecosistemas naturales.
Ante los actuales acontecimientos: la prohibición de la caza del lobo , el abandono del campo por las nuevas generaciones, la erosión de la biodiversidad, la falta de agua y la necesidad de defensas frente al fuego. Se ha generado un debate personal en mi ser, intentando concebir opinión y solución adecuada al respecto.
Como bien explica Rafael Santadreu en su libro «las gafas de la felicidad» el vivir en abundancia, es un cuchillo de doble filo en nuestra sociedad. Cada vez generamos más necesidades para sentirnos completos, y esto nos ocurre a todos, las consecuencias: aumento de los niveles de estrés y falta de goce del placer de estar vivo.
Vivimos contando los segundos que se nos escapan en los semáforos y no prestamos la importancia necesaria a los aprendizajes que se extraen de la contemplación y la experiencia acumulada en siglos anteriores, si total, todo está a golpe de click, y eso deja paso a la ignorancia campar a sus anchas.
En este sentido, me nace la oportunidad de compartir tiempo y espacio con una persona que refleja muy bien la manera de ser de las gentes de montaña, que viven lejos del consumo y del contrarreloj. Porque tienen lo que necesitan. Comer, beber, dormir y una razón para levantarse por la mañana, suficiente para que cualquier persona pueda ser feliz.
De mi experiencia junto a Pedro Duarte, ganadero y pastor del municipio de Yunquera, me llevo grandes lecciones, pues pude observar con los pies en el terreno como la naturaleza se abre paso a raíz de su ganado.
A través de una ruta por Sierra Blanquilla donde pastan sus ovejas y cabras, en busca del rebaño, pude ver una Sierra viva e ir comprendiendo el papel fundamental de este sector para que esto ocurra.
A medida que ascendíamos, todavía sin ninguna oveja a la vista, del suelo empezaba a brotar un verde que me hacía sonreír ante el milagro de la naturaleza, el pasto brotaba del mismo estiércol que soltaba el rebaño a su paso, en un ciclo que se repetía y mantenía con maestría.
Esto hacía que el propio suelo, que por lo general estaría constituido por piedra caliza desnuda, se acolchara formando realmente verdaderos estancos de tierra fértil que facilitaba el caminar, además lejos de lo que se pudiera pensar no desprendía ningún olor desagradable.
Lo más curioso es que el pasto debe tener tiempo para crecer, para eso interviene el entresijo de las estaciones del año, las diferentes alturas de la Sierra, el sentido común de las ovejas (buscando el menor frío o calor) y la mano maestra del pastor, que permite diversificar las zonas de pasto de modo que no falte comida para las estaciones siguientes.
En esa misma hierba se escondía una gran población de insectos: mariposas, hormigas, mariquitas, saltamontes, escarabajos peloteros (imaginad su felicidad ante tanto para rodar), etc… . Esto es en gran medida porque tanto la Sierra como las parcelas colindantes son usadas en el pasto del ganado, esto quiere decir que no se emplean líquidos que desintegren la flora y fauna.
De los insectos se alimentan algunos animales como las lagartijas o los pájaros perdices y de la flora las cabras montesas, pudiendo observarse o escucharse en la zona. Incluso me sorprendió una culebra que salió disparada de un arbusto cuando yo iba correteando detrás de un chivo desviado.
La sorpresa me viene cuando empiezo a conocer los roles de la cuadrilla y a verlos en acción.
Junto al rebaño hay dos perros mastines que actúan como guardianes para proteger a las ovejas frente al ataque de perros salvajes u otros peligros, con nosotros venían tres perros ovejeros más, que son los encargados de ayudar al pastor para dirigir al rebaño. Incluso las propias ovejas tienen más trabajo que el propio, puesto que colaboran con INFOCA en el mantenimiento de los cortafuegos.
Toda una gran orquesta que tiene como director a Pedro, que con voces, chiflidos y gestos, pone en marcha la función como si de magia se tratase, a pesar de ello no es nada fácil mantener el ritmo o el grupo unido.
La lástima de todo lo vivido, es saber que es ya casi un lujo poder contemplar esta labor, puesto que el pastoreo es cada vez más una actividad condenada a la extinción, la falta de ayudas, de renovación generacional, la opciones más rentables del ganado intensivo, la pérdida del valor de la lana y el propio cambio climático; son las causas principales.
Pero como hemos visto en la entrada, las ovejas de Pedro, son en gran medida responsables del bienestar del ecosistema que rodea esta Sierra, en perfecto equilibrio.
Por eso, cuando ocurren situaciones como la prohibición de la caza del lobo, debemos preguntarnos qué consecuencias genera esto para el resto de los seres vivos que realmente habitan con él, incluido los ganaderos, puesto que el desequilibrio en su población rompe toda la cadena vista anteriormente.
Desde mi opinión no solicitada, debemos proteger el ecosistema al completo y no especies aisladas, siendo la caza una medida de control y el aumento del espacio natural protegido una necesidad. Pero todo ello con sentido ecológico, respetando las especies autóctonas.
Recordemos que los pinos crecen rápido pero son los castaños, encinas, olivos y algarrobos los que viven cientos de años dando de comer a los seres con los que comparten su suelo.
La naturaleza es un complejo sistema de procesos que coexisten e interaccionan, generando unas consecuencias comunes.
En la montaña, ahora más que nunca hace falta visión y comprender las principales necesidades para que las
Sierras permanezcan ricas en biodiversidad.
Reducir la erosión, el riesgo de incendios o el impacto del ser humano es una realidad posible, pero primero debemos acercarnos a comprender todo el mundo que les rodea, para crear soluciones y no más problemas.
Para recomponer parte del equilibrio.
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